El pasado 11 de abril estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNAM realizaron un bloqueo en avenida Insurgentes y el cruce con el Eje vial 10. Los estudiantes demandaban la asignación de recursos para becas y al cuestionar sobre la ubicación del bloqueo alegaron que lo hacían fuera de Ciudad Universitaria porque era responsabilidad del gobierno federal otorgar los recursos.

La narrativa de Rectoría

La información proporcionada por los estudiantes que bloquearon las avenidas coincide con lo publicado en el diario El Universal y el diario Reforma en días previos. De acuerdo con la información planteada desde el 9 de marzo la beca Elisa Acuña ha quedado sin presupuesto para el año 2023. Sin embargo la nota tiene imprecisiones en la manera en que maneja la información.

La primera imprecisión del periodico El Universal es solicitar la información sobre los recursos asignados a la beca Elisa Acuña a través del Sistema Nacional de Becas Benito Juárez. Dicho sistema reporta que en el ejercicio presupuestal 2022 se asignaron recursos que después fueron solicitados por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público en el mismo año y que en 2023 el rubro aparece con 0 pesos asignados. 

Este movimiento se debe a que desde el 2022 el Sistema Nacional de Becas Elisa Acuña y el Sistema Nacional de Becas Benito Juárez fueron separados para la operación y dispersión de los recursos públicos asignados. Desde el año 2022 el sistema de becas Benito Juárez deja de ser ‘Instancia normativa o ejecutora del programa Elisa Acuña’ como lo hace saber el portal de dicho sistema.

Dentro del mismo portal se encuentran las reglas operativas y el acuerdo a través del cual se deslinda a ambos sistemas de becas quedando especificado que el Programa de Becas Elisa Acuña fungirá como organismo regulador del presupuesto asignado a becas para nivel superior mientras que el Sistema Nacional de Becas Benito Juárez se enfocará solo en educación básica, incluido el nivel medio superior.

La segunda imprecisión cometida por El Universal y Reforma fue no hacer una revisión a las reglas operativas de las becas Elisa Acuña y al presupuesto de egresos federal para el 2023. La revisión del gasto en el ejercicio fiscal 2022 demuestra el movimiento del recurso solicitado por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público pero eso no eliminó el programa.

La nota fue replicada en las redes sociales de ‘Becarios UNAM’ organismo encargado de publicar las convocatorias y hacer difusión de las becas otorgadas por la universidad. 

La supuesta solución 

Después de las movilizaciones realizadas por los estudiantes de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales la Universidad Nacional Autónoma de México emitió un comunicado donde asegura que no se ha asignado presupuesto federal al Programa de Becas Elisa Acuña. Sin embargo publicará en el mes de abril una convocatoria para la beca de ‘manutención’ que será solventada con recursos de la universidad y la fundación UNAM.

El comunicado no esclarece de dónde se obtendrán los recursos. Sin embargo el 8 de diciembre de 2022 el rector Enrique Graue y el Consejo Universitario aprobaron el diseño de presupuesto planteado por la Cámara de Diputados en septiembre del mismo año para el ejercicio fiscal 2023. Los montos asignados en el presupuesto de egresos suman 47 mil 659 millones 117 mil 711 pesos según una nota en el portal de la Dirección General de Comunicación Social de la UNAM.

Al buscar el proyecto de egresos de la Universidad Nacional Autónoma de México en el portal de transparencia de la universidad el buscador no reconoce ningún resultado sin embargo en la nota antes mencionada el rector asegura que el proyecto existe. Dentro de las supuestas asignaciones presupuestales para 2023 se asignan 32 mil 438 millones 265 mil 878 pesos a docencia. 13 mil 906 millones 962 mil 510 pesos serán usados para investigación, tres mil 978 millones 483 mil 509 pesos para extensión universitaria y dos mil 404 millones 415 mil 814 pesos serían para labores burocráticas.

De hacerse realidad que la UNAM correrá con la carga presupuestal de las becas en 2023 tendría que esclarecer cuál sería el rubro  de donde se obtendría el dinero y el ajuste al diseño de gastos para el 2023 que tendrá que hacer la universidad. 

Lo que dice el presupuesto

A pesar de que las autoridades de la UNAM y los medios de comunicación han dibujado la idea de una insuficiencia presupuestal o una eliminación dentro del presupuesto avalado por la Cámara de Diputados, Público encontró en una revisión al proyecto de egresos que el Programa de Becas Elisa Acuña recibe al menos 9 asignaciones presupuestales en 2023.

Bajo los rubros de: Desarrollo integral de pueblos y comunidades indígenas, para la igualdad entre hombres y mujeres, recursos para la atención de grupos vulnerables, para la adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático, para el desarrollo de los jóvenes(en el que aparece tres veces), recursos para la atención de niñas, niños y adolescentes, prevención del delito y combate a las drogas.

Al sumar los montos totales por los que se le asigna presupuesto al Programa Nacional de Becas Elisa Acuña obtenemos la cifra cinco mil 867 millones 335 mil 143 pesos asignados para el año 2023. De acuerdo con lo propuesto en el acuerdo de 2022 en el que separa los sistemas de becas la dispersión de los recursos dependerá de lo establecido en las reglas de operación.

Irregularidad de la UNAM

Dentro de las reglas de operación del Programa de Becas Elisa Acuña las universidades deben estipular el tipo de convocatorias así como los montos a los que los beneficiarios pueden acceder y la periodicidad en que se brindan los apoyos económicos. 

El Programa de Becas Elisa Acuña contempla la cobertura de algunas escuelas de nivel medio superior, las escuelas más grandes de la educación superior y el acceso a niveles de posgrado. Es por esto que aparece tres veces en el rubro de apoyo a los jóvenes pues cada nivel educativo recibe una partida presupuestal por cada nivel.

Al revisar las reglas de operación universidades como el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Autónoma Metropolitana o la Universidad Pedagógica Nacional o el Colegio de México estipulan para cada tipo de becas los montos máximos que pueden ofertar a los alumnos y los periodos sin embargo la Universidad Nacional Autónoma de México no especifica ningún rubro para el uso del dinero que puede obtener.

Otra de las cosas poco claras del manejo de la UNAM dentro del Programa de Becas Elisa Acuña tiene que ver con las dependencias encargadas de la dispersión del dinero. Mientras que las universidades beneficiadas por el mismo programa estipulan comités o direcciones de becas la UNAM solo reportó que los apoyos serían dispersados por ‘Dependencias UNAM’.

La información sobre los montos otorgados a las universidades por parte del Sistema de Becas Elisa Acuña no se ha dado a conocer sin embargo lo sostenido por las autoridades sobre la insuficiencia presupuestal es falso. De ser cierto que las Becas Elisa Acuña han congelado la asignación de recursos a la UNAM esto podría deberse a la opacidad para la operación del dinero dentro de la casa de estudios.

Las movilizaciones convocadas el pasado 11 de abril por parte de los jóvenes universitarios son legítimas pues en última instancia los afectados de manera directa son los estudiantes que no han conseguido acceder a una beca o han visto afectado su ingreso por el retraso de pago de algún apoyo administrado por la UNAM.

La disputa personal entre el rector Enrique Graue y el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador tiene como punto de inflexión la renovación de la rectoría que será llevada a cabo dentro de unos meses. Estrategías como el ahogo presupuestario o el uso de recursos de la UNAM han sido una transición en las disputas por el poder político al interior de la universidad. 

La incentivación de las autoridades universitarias por enemistar a los jóvenes con el poder federal podrían tener grandes ganancias para Enrique Graue y el grupo que ha mantenido bajo su control a la universidad desde hace tres décadas. La democratización de la vida interna de la universidad ha sido una demanda histórica por parte de la comunidad estudiantil que vuelve a cobrar relevancia.