En diciembre de 2022, el director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) Manuel Bartlett destacó que el rescate de esa empresa estatal estaba en marcha. Entre otras cosas, mencionó que se invierte en nueva capacidad para generar energía y se refuerzan las redes de transmisión y distribución del país.
Asimismo, afirmó que desde diciembre de 2018 los esfuerzos de la CFE se concentraron en renegociar los contratos desventajosos legados por la administración de Enrique Peña Nieto, lo que ha generado certidumbre presupuestal, tarifas niveladas y competitivas, además de ahorros por 4,376 millones de dólares.
Sin embargo, la gestión de Manuel Bartlett en la CFE aún está lejos de cumplir con los objetivos trazados por el gobierno mexicano en materia energética. Desde su campaña rumbo a la presidencia, Andrés Manuel López Obrador prometió salvar a las empresas del Estado para privilegiar el interés público.
En ese mismo sentido, el pasado 4 de abril de 2023 dio a conocer la compra de 13 plantas de generación eléctrica a Iberdrola por 6.000 millones de dólares. Al respecto, informó que con esa adquisición, CFE pasará a generar un 55,5% de toda la energía eléctrica en México, con lo que se convertirá en la empresa líder en ese sector.
Inyección de recursos al sector energético con pobres resultados
Las transferencias por los subsidios a las tarifas eléctricas han impulsado las finanzas de la CFE, al menos desde el inicio del gobierno de López Obrador. Sin embargo, esas ganancias aún no se ven reflejadas en una operación más eficiente de la empresa estatal.
En noviembre de 2022, Manuel Bartlett reconoció que la deuda de la CFE aumentó un 13.5 por ciento respecto a diciembre de 2021, al llegar a 433 mil 300 millones de pesos. Durante una comparecencia en la Cámara de Diputados, el titular de la empresa estatal reconoció que sólo de enero a marzo de 2022 la CFE tuvo pérdidas por 50 mil millones de pesos, aunque justificó esa caída a partir del aumento en los precios de los combustibles a nivel mundial.
Datos de la Comisión Reguladora de Energía (CRE) apuntan que, hasta marzo de 2023, cada megavatio hora generado por la CFE tuvo un costo de 1.349 pesos (73,50 dólares), mientras que los generados por Productores Independientes de Energía (PIE’s) valían 976 pesos (53,18 dólares).
Además, desde mayo de 2020, cuando la Secretaría de Energía publicó una nueva Política de Confiabilidad, Seguridad, Continuidad y Calidad en el Sistema Eléctrico Nacional, la cual frenó varios proyectos privados para la generación de energía a través de recursos renovables, expertos advirtieron que este tipo de medidas sólo buscaban brindar preponderancia a la CFE por medios que afectaban a la competencia en el mercado energético.
Actualmente, la energía producida por la empresa del Estado mexicano emplea en su mayoría combustibles y tecnologías antiguas. Sin embargo, la CFE presume que sus proyectos principales, como la planta de energía que abastecerá al Tren Maya, o la planta fotovoltaica en Puerto Peñasco, terminarán por acercar a México a sus objetivos de producción de energías limpias.
Pero la compra de las 13 plantas de Iberdrola parece ir en sentido contrario. Esas centrales operan a partir de combustibles fósiles y, según el Instituto Mexicano de la Competitividad (IMCO), su venta abre la posibilidad para que Iberdrola se enfoque en proyectos con energías limpias.
Asimismo, se afirma que la compra de las plantas de Iberdrola en realidad pasará por medio de un fideicomiso privado, lo que implicaría que ni la CFE o el gobierno federal tendrán propiedad de esas centrales. Es decir, que los medios para generar energía se mantendrán en las mismas condiciones a pesar de esa compra.
La sangría de recursos a la CFE
En los últimos tres años, la CFE ha reportado números rojos en sus finanzas. La última vez que la empresa estatal registró ganancias fue durante el primer año de la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando reportó utilidades por 25 mil 600 millones de pesos.
La CFE argumenta que la guerra entre Rusia y Ucrania, así como la escasez de combustibles derivada de la pandemia de COVID-19, incrementaron los precios de los energéticos en los últimos años. Pero la CFE tampoco ha sido capaz de producir por sí sola la energía suficiente para abastecer la demanda del mercado mexicano.
En 2021, por ejemplo, se advertía que para lograr que la CFE abasteciera a más de la mitad del mercado eléctrico en México se debía recurrir al uso de plantas térmicas, es decir, de aquellas que utilizan combustibles fósiles. Ello implica un incremento en las emisiones a la atmósfera, así como en los costos de producción de energía, un factor que afecta directamente a los usuarios.
De acuerdo con el director de CFE, Manuel Bartlett, la empresa produce actualmente más de 48 mil 997 megawatts de energía limpia, 18.5 por ciento más que el sector privado. Pero la actual demanda de electricidad en México podría verse rebasada rápidamente a partir de fenómenos como el nearshoring.
El anuncio de la llegada de una nueva planta productora de Tesla a Nuevo León puede presionar aun más la demanda de energía y, probablemente, con la llegada de nuevas empresas al país, la demanda de electricidad volverá a superar las capacidades de la CFE en el corto plazo.
Aunque se afirma que la soberanía energética de México descansa en la buena administración de empresas estatales como la CFE, hasta el momento los resultados parecen ser negativos. Manuel Bartlett podría dejar más problemas que soluciones a su sucesor, en particular si la inversión en infraestructura para la generación de energía no aumenta en los próximos años.