Marcos salió de Caracas con la ilusión de reunirse con sus hijos en Estados Unidos, pero su sueño se ha convertido en una travesía llena de obstáculos. En lugar de los 15 días que esperaba permanecer en México, lleva varios meses atrapado en la Ciudad de México, sin dinero y en un limbo legal, dependiendo de una cita que aún no le es asignada a través de la aplicación CBP One, lanzada por el gobierno estadounidense para gestionar solicitudes de asilo.
El caso de Marcos es solo uno de los cientos de migrantes venezolanos que viven situaciones similares en la alcaldía Cuauhtémoc, la cual ha visto un incremento alarmante de campamentos y personas en espera de asilo. Según la Secretaría de Inclusión y Bienestar Social de la Ciudad de México, la cantidad de venezolanos atendidos en 2023 aumentó a mil 691, una cifra diez veces mayor que en 2021. Mientras tanto, el Instituto Nacional de Migración reportó que un tercio de los 828 mil migrantes contabilizados en México de enero a julio de este año son venezolanos.
La CBP One, que funciona solo en territorio mexicano, permite a los solicitantes de asilo registrarse en puertos de entrada a Estados Unidos, pero la demanda supera ampliamente la capacidad, ya que apenas 1,450 migrantes son seleccionados cada día. Esto ha generado una crisis migratoria en ciudades como la Ciudad de México, donde los migrantes deben pagar rentas elevadas y enfrentar peligros como la extorsión en su trayecto desde el sur del país.
Ante esta situación, recientemente se amplió la cobertura de la CBP One a estados del sur como Tabasco y Chiapas, lo que podría reducir el riesgo y los costos de viaje para los migrantes. Sin embargo, la incertidumbre sigue marcando la vida de personas como Marcos, quienes, al huir de la violencia en Venezuela, ahora deben enfrentarse a una nueva y dura realidad en tierras mexicanas.