En agosto de 2019, Alejandro ‘Alito‘ Moreno ganó por primera la presidencia nacional del PRI, con apenas un 23.7 por ciento de los votos emitidos por los militantes de ese partido político. Este 8 de mayo, el mismo personaje logró extender su mandato hasta 2024 con el respaldo de 518 de los 521 miembros del Consejo Político Nacional (CPN) priista.
La arrasadora reelección de ‘Alito‘ Moreno como presidente nacional del PRI aparenta la unión interna de la tercera fuerza política del país en torno a un liderazgo que ha sumado más derrotas que triunfos electorales. Asimismo, busca fortalecer a una figura que alejó a varios de los principales perfiles del priismo, como Miguel Ángel Osorio Chong y Claudia Ruiz Massieu, ambos exfuncionarios del último presidente de México emanado del PRI.
Las polémicas vinculadas con la gestión de ‘Alito‘ Moreno al frente del PRI hunden al otrora partido hegemónico de México. Ahora, de cara a la elección presidencial en 2024, el priismo quedaría herido de muerte si pierde su principal bastión territorial: el Estado de México.
La caída electoral del PRI
Cuando ‘Alito‘ Moreno inició su campaña a la presidencia nacional del PRI, el partido político comenzaba un proceso de recuperación tras perder la presidencia de México en 2018, aunque todavía podía presumir que gobernaba 12 estados y alrededor de 570 municipios.
‘Alito‘ recordaba en aquel momento la historia de redención del PRI, el cual en 2012 logró recuperar el control del Ejecutivo federal pocos años después de su derrota en la elección de 2000. A cuatro años de ese discurso, el priismo parece más cerca de la extinción, en buena medida gracias a los desatinos de su actual dirigente nacional.
Actualmente el PRI apenas gobierna en tres estados, aunque en 2023 dos de esas entidades (Coahuila y Edomex) tendrán elecciones. Y a nivel municipal, sólo hay 265 alcaldes de afiliación priista, apenas cinco más que Morena.
En parte, la caída priista se debe a que ‘Alito‘ Moreno ha sido clave para acordar la alianza electoral que une al PRI con el PAN y el PRD, la cual implica la repartición de candidaturas entre todos los partidos miembro. Aun así, el propio Moreno estuvo a punto de dinamitar esa coalición debido a su desacuerdo en un tema fundamental para la oposición: la militarización de la seguridad pública.
Aunque el PRI pudo regresar al bloque opositor mediante la negociación de candidaturas de cara a la elección de 2024, el respaldo priista a una iniciativa para ampliar el periodo en que el Ejército mexicano permanezca en las calles también fracturó la unidad interna de ese partido político.
División interna del PRI
Tras apoyar la intención del presidente Andrés Manuel López Obrador para mantener al Ejercito en tareas de seguridad pública, ‘Alito‘ Moreno reconoció la ruptura de la comunicación entre él y el entonces coordinador de los senadores priistas, Miguel Ángel Osorio Chong.
El exsecretario de Gobernación pasó entonces a convertirse en un crítico de la dirigencia nacional de su partido. En varias ocasiones, Miguel Ángel Osorio Chong expresó su rechazo la gestión de la dirigencia nacional del PRI, e incluso, exigió la renuncia de ‘Alito‘ Moreno a ese cargo tras los pobres resultados electorales obtenidos en 2021 y 2022.
‘Alito‘ Moreno buscó poco después extender su periodo al frente del PRI, a lo que Miguel Ángel Osorio Chong se opuso públicamente. Pero en diciembre de 2022, el CPN priista aprobó una reforma a los estatutos del partido para extender la presidencia de ‘Alito‘ Moreno hasta agosto de 2024.
A su vez, Miguel Ángel Osorio Chong fue destituido de la coordinación de los senadores del PRI, en un movimiento que presuntamente fue orquestado por un sector de los legisladores favorecido por ‘Alito‘ Moreno. En el fondo de este conflicto se encuentra el control por el nombramiento de candidatos de cara a la elección federal de 2024, el cual quedó en manos de ‘Alito‘ Moreno gracias a su confirmación como dirigente nacional en la votación llevada a cabo este 8 de mayo.
Ni los malos resultados o la posible derrota en Estado de México han sido motivos suficientes para que el PRI cambie a su dirigente nacional. Sin embargo, la aparente unión interna del partido hoy parece exigua para garantizar buenos resultados en las próximas elecciones. El PRI está herido de muerte, pero no parece preocupado por solventar esa situación.
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