En una muestra de resistencia cultural y política, la diputada maorí Hana-Rawhiti Maipi-Clarke interrumpió una sesión parlamentaria en Nueva Zelanda con una haka, acompañada de otros miembros del Partido Maorí. La acción fue una respuesta directa a la lectura de un proyecto de ley que amenaza con modificar profundamente los derechos indígenas, eliminando el histórico Tratado de Waitangi de 1840. Este tratado, firmado entre la corona británica y los jefes maoríes, ha sido un pilar en la relación bilateral, reconociendo derechos fundamentales al pueblo maorí.

 

El momento de protesta quedó registrado en video, mostrando a Maipi-Clarke iniciar la haka con gran intensidad y romper una copia del proyecto, siendo secundada por sus colegas. Esta diputada, la más joven en 170 años de historia parlamentaria en Nueva Zelanda, ha ganado reconocimiento internacional como líder maorí. En redes sociales, Maipi-Clarke compartió su mensaje: «And we are straight back into the house» (Y volvemos directo a la cámara), enfatizando su compromiso con la causa indígena.

 

La manifestación se intensificó durante el conteo de votos sobre el proyecto. Además de los miembros de Te Pāti Māori, diputados del Partido Verde y Labour se unieron a la haka en solidaridad, mientras que el presidente del Parlamento, Gerry Brownlee, suspendió la sesión para desalojar la galería, de donde también emanaban cánticos de apoyo.

 

Desde la llegada del primer ministro Christopher Luxon, la relación con la comunidad maorí se ha visto tensionada. Su gobierno conservador ha tomado medidas como el desmantelamiento de la Autoridad de Salud Maorí y la restricción del uso oficial del idioma maorí, afectando a esta población que constituye una quinta parte del país.

 

La comunidad maorí considera que la eliminación del Tratado de Waitangi sería un retroceso histórico en su lucha por el reconocimiento y la justicia. Pese a sus desafíos y disputas, el tratado continúa siendo el símbolo más significativo de la unión entre el pueblo maorí y el Estado, y su eliminación podría generar un impacto profundo en la relación política y social del país.