El bloque opositor en el Congreso de la Ciudad de México se fracturó tras apenas una sesión, con Morena y sus aliados incorporando a una diputada del PRI, una del PRD y un diputado del PAN, logrando así 46 de los 66 escaños y asegurando la mayoría calificada. Esta reconfiguración legislativa refuerza el control del oficialismo, allanando el camino para la nueva jefa de Gobierno, Clara Brugada, y desbloqueando nombramientos clave, como el de la Fiscalía local, pendiente desde enero.
Xóchitl Bravo, líder de la bancada de Morena, subrayó la importancia del diálogo y el consenso, mientras que las fracturas dentro de los partidos opositores facilitaron el avance de su partido. Silvia Sánchez Barrios, exdiputada del PRI, y Luis Chávez, del PAN, justificaron su cambio de afiliación como una respuesta a lo que consideran mentiras y dictadura dentro de sus antiguos partidos.
La situación del PRD, que perdió su registro nacional y se ha reducido a un partido satélite en la capital, es también un reflejo de la debacle opositora. El partido pasó de ser la primera fuerza en la capital a mantener su registro únicamente en 13 estados. Mientras tanto, el PAN y Movimiento Ciudadano criticaron los cambios, calificándolos de traición y asegurando que los partidos tradicionales fallaron a la ciudadanía.
En un contexto más amplio, la adhesión de dos senadores perredistas al grupo parlamentario de Morena en el Senado deja al partido de Andrés Manuel López Obrador y a sus aliados a solo una curul de alcanzar la mayoría calificada en el Congreso federal, consolidando aún más su poder político a nivel nacional.