El consumo de sustancias psicoactivas ha sido considerado como uno de los principales problemas a encarar desde el Gobierno de México, no sólo entendido como un problema de salud pública, sino por la violencia que genera su venta y distribución.
La estrategia de guerra contra las drogas implementada por el gobierno de Felipe Calderón, propició una criminalización de los usuarios de sustancias psicoactivas que ha llevado a la cárcel a centenares de personas por posesión, y ha costado la vida de miles.
El actual llamado del gobierno federal para reorientar la estrategia de seguridad, y pasar de la guerra contra las drogas a la construcción de la paz, atendiendo las causas de la inseguridad, se concreta en la creación de los Centros Colibrí, en la alcaldía Iztapalapa, en la CDMX.
De acuerdo con un estudio de la asociación civil, Centros de Integración Juvenil, realizada en 2018, 24.7 por ciento de los estudiantes de secundaria consumían tabaco, mientras que 55.4 por ciento de los estudiantes de bachillerato residentes en Iztapalapa, también lo hacía.
El consumo de alcohol también concentra cifras altas en el estudio realizado en 2018. El 51.1 por ciento de estudiantes de secundaria había consumido alcohol al menos una vez en su vida, mientras que 80.9 por ciento de bachilleres lo habían consumido.
De acuerdo con el mismo estudio, 17.6 por ciento de los estudiantes de educación secundaria habían consumido drogas ilegales. En el caso del bachillerato, el número se eleva hasta 33.4 por ciento.
El gobierno de Clara Brugada, alcaldesa de la demarcación, que inició en el mismo año en que se levantó el estudio, puso atención a los indicadores señalados y diseñó una estrategia para atender las causas del consumo de drogas y de adicciones en la alcaldía.
Los Centros Colibrí son sitios de atención al consumo de sustancias psicoactivas que tienen como eje desestigmatizar a las personas usuarias, es decir, se les informa que no por consumir son adictos, pero que es probable que desarrollen una dependencia.
Los Centros Colibrí ponen a su disposición servicios psicológicos, deportivos, culturales y de oficio para brindar alternativas activas a su consumo.
Aunado a lo anterior, los centros trabajan con la familia de la persona interesada para evitar que desde el núcleo familiar exista una estigmatización o un rechazo hacia la persona afectada. El acompañamiento familiar y social se perciben como clave dentro del programa.
Cabe resaltar que estos centros son respetuosos con los derechos humanos, pues en ningún momento plantean privar de su libertad a los usuarios, sino brindar un acompañamiento especializado y social para superar el consumo.
Los Centro Colibrí son totalmente gratuitos y se ubican dentro de los centros comunitarios, deportivos y culturales denominados Utopías en Iztapalapa.